Hemos firmado un alquiler por dos años más, la cosa estaba difícil, la vivienda es de Limara, Blackstone y desde marzo del año 2019 acosaban telefónicamente a nuestra compañera que pagaba religiosamente su alquiler.
De repente en junio le bloquearon la cuenta de pago por lo que le era imposible pagar. Vive sola con su hijo, pero el fondo notificaba a su exmarido así que ella no se enteraba de nada.
Fuimos a por la ampliación de ese contrato, pero no estaban dispuestos a ello, ofrecían como suelen hacer siempre, vendérsela, cosa difícil dadas las circunstancias de la compañera, su precariedad. Nuestra respuesta fue clara No, que ella no se iba de casa ni ahora ni en junio que es cuando se le cumplía el contrato.
La compañera llego el año pasado, estaba muy triste, las cosas no le iban bien vivía con mucha angustia. Le informamos de que tiene a su disposición un equipo de psicólogas.
Cumplida la fecha del contrato del alquiler del piso el fondo no la quiere dejar en casa bajo ningún concepto y menos con el mismo alquiler, busca una cuota de 400 euros, la cual es imposible de asumir ahora.
Se consiguió una prórroga de un año con el alquiler actual, y después tendría que irse. Seguiremos negociando ya quedó claro que no se le va a echar de la que fue en principio su legitima casa y ahora sigue siéndolo, aunque sea de alquiler.
A la terminación de la prórroga, se siguió negociando, hemos conseguido dos años más de tranquilidad en septiembre de 2020. Y seguiremos peleando para que nuestra compañera siga viviendo en su hogar.
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