En este tiempo, la agrupación ha sacado a la calle un problema oculto y ha logrado daciones en pago, renegociaciones, carencias y otras medidas que han supuesto una nueva oportunidad para los afectados
UN AÑO DE LUCHA
Termina el año 2013 y desde la Plataforma Stop Desahucios de Salamanca hemos hecho un escueto balance de nuestra actividad. Coincide, además este final con nuestro primer año de funcionamiento. Nuestra labor va mucho más allá de la protesta a la puerta de los bancos.
En estos últimos meses se han firmado daciones en pago con Caja Duero, Banco Popular, La Caixa, Bankinter y BBVA. Ha habido una importante condonación de deuda con Caja España, así como carencias con el BBVA y La Caixa.
Al mismo tiempo, estamos apoyando la vía judicial de muchas personas que buscan de esta manera la eliminación de las cláusulas abusivas de sus contratos hipotecarios, como la conocida cláusula suelo. Y continuamos negociando daciones en pago con casi todas las entidades bancarias, entre ellas Caja Duero, Banco Popular, BBVA, Caja Extremadura, Caja Castilla-la Mancha, Bankia, así como alquileres sociales, carencias, reestructuraciones de deuda, etc.
A lo largo de este año, más de ciento cincuenta familias se han acercado a nuestra Plataforma para pedir asesoramiento y ayuda en su enfrentamiento con los bancos. Muchas de ellas son ahora miembros activos de la misma y se encargan hoy de asesorar, apoyar y acompañar a los que van llegando.
DACIONES
Somos conscientes que la dación en pago no es la mejor solución. Es, para nosotros, una victoria amarga. La persona que entrega de esta manera su vivienda la pierde para siempre pero, al hacerlo, consigue librarse de una deuda inmensa que arrastraría durante toda su vida. Puede así, al menos, iniciar un nuevo camino, tomar aire sin acarrear esa carga. No es la mejor solución, pero supongo una nueva oportunidad a la que todos/as los ciudadanos/as tenemos derecho.
FUNCIONAMIENTO INTERNO
Cada martes, el grupo se reúne en la Asociación de Vecinos del Barrio del Oeste (Zoes). Allí recibimos y escuchamos a las familias que vienen angustiadas por el miedo a la pérdida de su vivienda y luego, de manera totalmente asamblearia, se decide qué medidas llevar a cabo. Cada caso de cada afectado/a se analiza a fondo, se intentan buscar soluciones, se le proporciona apoyo moral... Tras cada asamblea, el trabajo se reparte y, cada integrante colabora en la medida de sus posibilidades: hay que redactar documentos, hacer acompañamientos, preparar acciones, coordinarnos con otras plataformas y organizaciones, recabar información, realizar tareas de comunicación, etc. El trabajo es mucho, pero los resultados van llegando poco a poco.
La reunión semanal se convierte en acogida y escucha, se comparten y se relativizan los problemas, se habla de esperanza… hay asesoría jurídica y planificación de acciones.
Desde la Plataforma valoramos muy positivamente la valentía de las decenas de personas que han perdido la vergüenza, se han olvidado “del que dirán”, han dejado de sentirse culpables, han dejado de creer que han vivido por encima de sus posibilidades y se han propuesto luchar por sus derechos. A luchar organizadamente, informados y en grupo, nunca más en solitario.
Durante estos meses hemos tomado conciencia de que el problema de la vivienda no es una cuestión privada, sino colectiva. Y por tanto, sabemos el derecho a la vivienda no es un problema individual, sino social. Un derecho que no debe dejarse en manos de la especulación de empresas y de bancos, ni en los despachos de nuestras autoridades municipales y autonómicas que optan por la caridad de las oficinas de intermediación y dan la espalda a la justicia. Ni en la ceguera de los jueces. Ni en la complicidad de los notarios… Lo importante es asumir la exigencia de un derecho.
Todas estas personas han tenido que acudir semana tras semana los bancos. Primero, en solitario, para escuchar disculpas y exigencias absurdas. Luego, una vez que se unen a nuestro grupo, han vuelto acompañados por otras personas de la Plataforma para descubrir que, gracias a la presencia del grupo, eran escuchadas, que los documentos pedidos, anteriormente inaccesibles, aparecían como por arte de magia, y que las buenas maneras de determinados responsables bancarios surgían de pronto.
CAMPAÑAS INFORMATIVAS
También, a lo largo del pasado año hemos buscado sensibilizar a la ciudad de los problemas de la vivienda derivados de las legales pero injustas y abusivas hipotecas, complicado todo por la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria. Y hemos pedido la modificación de la ley que regula estas actividades pidiendo el apoyo de la ciudadanía y de las administraciones locales para ver como el gobierno sacaba con urgencia un decreto descafeinado que mantiene las cosas tan mal como estaban. Decreto que, además, de no solucionar casi nada, los propios jueces se han visto obligados a remitir al Tribunal Constitucional por dejar a los deudores hipotecarios en situación de indefensión y favorecer –una vez más- a los bancos.
Para ello hemos participado en charlas informativas en casi todos los barrios y pueblos del alfoz de Salamanca para explicar la política injusta del gobierno y de la banca en torno a la vivienda y llamar a la solidaridad. Nos hemos puesto en contacto con todos los ayuntamientos de la provincia pidiendo el apoyo para cambiar la ley hipotecaria, hemos acudido a plenos, hemos estado con periodistas de casi todos los medios de comunicación, hemos participado en mesas redondas, en actos con organizaciones que también luchan contra el recorte de derechos, hemos informado en la calle sobre los atracos legales de los bancos…
ACCIONES
A PIE DE CALLE
Pero, las soluciones han venido, en la mayoría de los casos, por la presencia masiva ante las puertas de los bancos y la denuncia pública de sus prácticas injustas y abusivas. Sólo cuando las voces, las consignas, los pitidos, las pancartas evidencian el robo legal las entidades bancarias, estas aceptan propuestas viables. El miedo a ser puestos en evidencia ante los propios clientes y ante la ciudadanía en general modifica sus posturas rígidas e inmorales. La presión en las calles es una medida que seguimos defendiendo también durante este nuevo año, una fórmula que no pensamos abandonar y que seguirá desarrollándose siempre de forma pacífica por nuestra parte.
En esta actividad nos hemos visto acompañados por diversos sindicatos, asociaciones de vecinos, colectivos diversos, algunos partidos políticos y mucha gente anónima que, semana tras semana, acuden a nuestra llamada para expresar la protesta y el apoyo a las reivindicaciones justas de tantas personas afectadas por una ley hipotecaria que la justicia europea considera abusiva, pero que se mantiene en pie para satisfacer los intereses meramente económicos de políticos y banqueros.
Una vez más reiteramos nuestro agradeciendo a Zoes, la Asociación de Vecinos del Barrio de Oeste, que nos acompaña y apoya en nuestra lucha, además de dejarnos sus instalaciones para nuestras reuniones.
PROPÓSITOS
PARA EL
FUTURO
Tras este breve análisis y una no menor valoración sólo, nos queda decir que vamos a seguir utilizando la calle como papel en blanco para escribir en ella nuestra reivindicación: el derecho a una vivienda digna y adecuada.
Nuestra experiencia nos ha demostrado que sólo la expresión pública hace cambiar las voluntades de los banqueros y modifica contratos.
Somos conscientes que poder político y económico van de la mano. Ahora el Gobierno quiere sacar una nueva Ley de Seguridad para eliminar con sanciones y multas nuestra presencia en la calle quetantos logros está cosechando. Y paralelamente permite a los bancos nuevas prácticas abusivas como la venta de deudas e hipotecas de particulares a grupos de extorsionadores.
Sin embargo, miramos al futuro con esperanza. Sabemos que será complicado pero, como grupo, estamos acostumbrados a superar retos. Idearemos nuevas fórmulas de protesta si fuera necesario, nuevos mecanismos que nos permitan seguir denunciando a los culpables y defendiendo a las personas y su derecho a una vivienda digna. Porque esto es sólo el principio de una lucha que ninguna ley absurda va a frenar.